Nuestro segundo día en Dublín se preveía largo. Nos quedaba por ver la mayor parte de la ciudad, así que nos pusimos en marcha bastante temprano.
A las 11 a.m. habíamos reservado un Free Tour para poder ver el centro de manera más rápida y organizada. Nos gusta siempre aprovechar este tipo de tours (ya sean gratuitos o de pago) para hacer una visita más global y luego poder ir visitando los lugares que nos llamen más la atención con mayor detenimiento. Lo hicimos con la empresa SANDEMANs con la que ya hemos reservado en otras ocasiones y siempre ha sido una experiencia grata y amena (este tour está disponible en inglés y en español).
El tour parte del Ayuntamiento y se visitan lugares como el Castillo de Dublín, la Catedral de la Santísima Trinidad, Temple Bar, la escultura de Molly Malone, el Trinity College,… Entre parada y parada te van explicando el origen de Dublín, su pasado vikingo y también los referentes literarios y musicales que ha dado la ciudad.








La duración aproximada del tour es de 3 horas y acaba en el Trinity College, donde podéis aprovechar para ver el ‘Libro de Kells’.

Tras esto, nos fuimos a comer y elegimos el Bunsen por recomendación de nuestro guía. ¡IMPRESIONANTE! ¡LAS MEJORES HAMBURGUESAS DE DUBLÍN! Esta en Essex St. East (Temple Bar) y de precio está bastante bien; por unos 10€ por persona tenéis hamburguesa, patatas y refresco.
Después de comer continuamos la visita, caminando hasta la Catedral de San Patricio. Personalmente, la de la Santísima Trinidad es bastante más bonita.
Como teníamos el tiempo un poco limitado porque teníamos reserva para cenar a las 17.30 (¡a estas horas en España estamos merendando!), dimos un paseo por Grafton St., una de las calles más comerciales de la ciudad y aprovechamos para hacer unas compras antes de ir al hotel a cambiarnos.
Cuando estuvimos haciendo búsquedas sobre restaurantes antes del viaje, dimos con el restaurante con Estrella Michelín Chapter One, que casualmente estaba enfrente de nuestro hotel y, como tenían un hueco para uno de los días en los que estábamos allí, no nos lo pensamos dos veces. Al reservar con tan poca antelación, solo estaba disponible el pre-theatre menú (para empezar a cenar entre las 17:30/17:45 y dejar libre la mesa no más tarde de las 19.30). Tienes opción de elegir entre cuatro primeros, cuatro segundos y cuatro postres. Las cantidades están bastante bien, nosotros acabamos llenísimos y nos salió por aproximadamente 50€ por persona.

Después de cenar, fuimos a Temple Bar a tomar unas pintas y a escuchar un poco de música en directo, al igual que la noche anterior. Esta vez tampoco nos fuimos muy tarde porque al día siguiente nos esperaba nuestro próximo destino…¡BELFAST!
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