El domingo comenzamos temprano nuestro segundo día en Roma. Teníamos prevista la visita al Coliseo, el Foro Romano y el Palatino, y decidimos que lo mejor era madrugar para así tratar de evitar las larguísimas colas que se forman. No obstante, para este tipo de visitas os recomendamos coger con antelación las entradas o bien sacar el Roma Pass. Tendréis que hacer cola igualmente, pero el tiempo de espera no es comparable. Nosotros las sacamos a través de esta web, y el precio completo de la entrada Coliseo-Foro-Palatino fue de 14€ por persona.
En nuestro recorrido nos detuvimos un momentito para contemplar el monumento a Víctor Manuel, primer rey de la Italia unificada, que se encuentra en la espectacular Piazza Venezia.

Tras esta breve parada, continuamos nuestro camino hacia el Foro Romano, el Palatino y finalmente el Coliseo, que tenemos que decir que nos impresionó muchísimo.






Un poco antes de la hora de comer ya habíamos terminado la visita, así que nos fuimos dirección al Quirinal.
La primera parada fue la Piazza del Quirinale, donde nos detuvimos unos minutos para contemplar y hacer unas fotos de la zona.

Tras esto, continuamos caminando hasta la Fontana di Trevi. Es una fuente preciosa, pero el hecho de que haya tantísima gente concentrada en tan pocos metros resulta bastante agobiante. Aún así, mereció la pena.

Como ya íbamos teniendo hambre, decidimos buscar un sitio por la zona con buenas recomendaciones y finalmente optamos por la Osteria Dell’Alloro, un restaurante estupendo que tenía una terracita estrecha pero muy agradable (aprox. 20€/p). Justo al lado, tenéis el Pane e Salame, un sitio que también está genial para comer.
Nuestra siguiente parada era Piazza di Spagna, con sus majestuosas escaleras que suben hasta la iglesia Trinità dei Monti. Una pena no haber podido sacar ni una foto decente por la gran cantidad de gente que había .
Como hacía un calor horrible, decidimos volver al hotel a descansar un poquito y darnos una ducha antes de la cena, eso sí, haciendo una parada técnica para tomar unos helados en Venchi (para nosotros, una de las mejores heladerías).
Después de nuestro merecidísimo descanso, tras horas y horas pateando Roma, fuimos a dar un paseo tranquilo por Campo di Fiori y tras esto, cruzamos el río para cenar, de nuevo, en Trastevere.
En esta ocasión también nos guiamos por recomendaciones para elegir el sitio donde cenar y fue un poco desastroso. Nos decantamos por el Dar Poeta, porque tenía unas críticas buenísimas y, efectivamente, la comida estaba deliciosa pero el servicio no nos gustó tanto, nos dio la sensación de que intentaban llenar demasiado el restaurante y pegaban demasiado las mesas.
Con el estómago lleno y muertos de sueño, nos fuimos a descansar para coger con ganas nuestro último día en Roma.
…Continuará.
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